ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

viernes, 25 de mayo de 2012

Colombia es chévere


Colombia, (Medellín, San Luis, Ambalema, Pitalito, Mocoa) 962 km, 11340 m+

 “El amor no se sustenta en las palabras sino en los hechos. El amor no se dice, se hace día a día.”
                                                                                                          Del diario de Van Birloq.

Comparto el auto que me lleva al aeropuerto de Panamá City con José. Hace tres días, a su llegada, pasaba por este mismo lugar. Durante media hora vivió una paliza, ni una pregunta, un robo. Él, acompañado por su falta de presencia,  baja la ventanilla con la intención de que el aire se lleve los recuerdos. El silencio  los agarra fuertemente sin dejarlos escapar de su mente.

Se adivina el pasado.

Si cruzar una frontera me inquieta, imaginaros cuando además he de despiezar y meter a Abisinia, como si de una contorsionista se tratase, en una caja de cartón y dejarla en manos de vete tu a saber quien. Esto me pone nervioso.
Sin noticias de Abisinia. Al llegar a Colombia recojo el equipaje, pero solo la mitad. Mi intención era ir del aeropuerto a casa de Manuel en bici pero ahora empieza otra tortura, he de tomar cuatro diferentes transportes para llegar a su casa, mas de dos horas cargado de pesados bultos y  sin ella.


La casa de ciclistas de Medellín la regentan Manuela, Marta y Manuel. Esta familia ha tenido la brillante idea de destinar un pajar que hay en su terreno para que los rodamundos se hospeden allí de forma gratuita y sin límite de tiempo. Además tiene una tienda de bicis con excelentes mecánicos, Cesar y Pim Pum son como el gordo y el flaco, todo el día discutiendo. http://casadeciclistasdemedellin.blogspot.com/  Si el lugar es paradisiaco, está ubicado en medio de una quebrada hartada de vegetación, su acogida y su extremada generosidad es mejor aun. Me hacen sentirme en casa en un país que acabo de pisar.
_Mañana será otro día y la cicla aparecerá, dice Manuel absolutamente convencido.
Duermo del tirón y avanzado el desayuno Manuel se acuerda,
_ahhh Jorge, que llamaron hace un buen rato, que luego llevan la cicla a la tienda.
Milagro, pienso. La hoja de reclamación de equipaje extraviado tenía datos incorrectos. Un mail del servicio de atención al cliente me recordaba que tenían 28 días para contestarme. Estamos en otra dimensión.









Comienzo a ver posibilidades, he de elegir camino para atravesar Colombia hacia el Ecuador y con la “ayuda” de Manuel, que me ofrece mil posibilidades, me decido por la que se aleja 100 kilómetros al norte y además me hará cruzar en dos ocasiones “extra”, de oeste a este y viceversa, la cordillera de los Andes. A cambio me quito rodar por la Panamericana (mas sencilla pero ya tendré bastante), y rodaré por terrenos menos transitados, mas “guerrilleros” y un poco mas de aventura.


En la casa de ciclistas conozco a Cristian. Salió un día de su Patagonia natal  con una mochila cargada con un poco de ropa y muchos libros. En Bolivia la falta de dinero y el exceso de peso le llevó a malvender los libros y en Perú la escasez de plata le llevo a comprender que lo mas barato era viajar en bici. Un mes de trabajo con Lucho en la casa del ciclista de Trujillo y 150$ (incluidas alforjas fabricadas con garrafas de comida china) le llevaron a tener bici para recorrer mundo. Ahora partimos juntos.


El sol se cansa de esperarnos y la noche poco a poco lo tapa todo. En la parte alta de este velo de oscuridad, pequeños taladros de luz envueltos en niebla sugieren la lejanía del pueblo.


Una hora mas tarde llegamos con un litro menos de líquido en nuestros cuerpos. Se pego a nuestras vestimentas. Paramos en la plaza de San Luis, pequeño pueblo escondido en las montañas y que por su difícil acceso estuvo tomado un par de años por la guerrilla. En unos minutos “el boludo” compite al ajedrez. En media hora ha ganado la partida y encontrado un lugar donde pasar la noche. El tejadillo de una capilla nos resguardará de la lluvia, y mañana tendremos una casa con balconada a la plaza del pueblo que nos cede Vladimiro, el dueño del bar. Un par de días bastan para ser los héroes de la localidad. 

Vladimiro espera y se cruza de brazos.

Unos días después nuestros caminos se separan, él, el hombre que viaja con la tranquilidad cubriendo sus rodadas, decide quedarse pescando en el rio.

“Sólo el hombre que nada espera es verdaderamente libre”
                                                                                                                  Edward Young


Un parque temático con aire europeo en mitad de la carretera me sorprende. Es la Hacienda Nápoles, perteneció a Pablo Escobar, uno de los capos mas importantes y con mas poder que ha tenido Colombia. Este tipo tenía su hacienda repleta de animales de todo el mundo. Una vez requisadas sus propiedades no sabían que hacer con todo esto y lo acabaron convirtiendo en atractivo turístico. Puedes visitar desde sus aposentos hasta su pedazo de zoológico.

Armero.
 Un punto en mi croquis me indica Armero como último pueblo donde comprar algo de comida para hoy. Allí hubo un pueblo, ahora solo veo parte de un campanario caído en el suelo y unas pocas casas destruidas. Hace veintisiete años al anochecer comenzó una gran tormenta, horas después cuando todos los habitantes dormían el Nevado del Ruiz erupcionó,  la lava mezclada con el hielo de su glaciar se llevaron por medio una represa natural. Este cumulo de circunstancias hizo que 25 mil personas murieran sepultadas por un lodo ardiente. La niña Omayra se hizo popular al aparecer en un reportaje de Informe Semanal donde permanecía dos días atrapada  hasta morir. Dos días antes ella vino a mi mente sin saber porqué.

Pedro y Nelson sentados, su hermano en pie. Buena gente.

Al siguiente cruce me paro a preguntar, encuentro a Nelson y compañía. Comienzo a responder la ristra de preguntas típicas al mismo ritmo que llegan cervezas frías a la mesa acompañadas de salchichón de Libano. A la caída de la tarde parto dirección a casa de un contacto de mi recién conocido y ruedo destilando alcohol por mis poros. Mi alargada sombra sobre la carretera, enmarcada por el paisaje que aporta el fondo del valle y envuelta por la magia de la luz del atardecer, hacen que me invadan sensaciones de libertad. Puro instinto animal.


Me desvío aun un poco mas para ciclar por  caminos de tierra que me llevaran a Ambalema desde donde cruzaré el rio Magdalena en barcaza. Acá no hay puente y si pueblos llenos de costumbres y tradiciones difíciles de ver cerca a los caminos principales. La carretera que retomo esta invadida de paz, así da gusto montar en bici. La sed  me echa a la cuneta y allí me encuentro a Ariel.
Hace años montó una clínica. No tenía dinero, ni estudios y ahora no le faltan pacientes. Dice tener el secreto de la felicidad, “Aceptarse a uno mismo como es y de igual modo a las circunstancias que le rodean”. No quiere aparentar ser de un status al que no pertenece, ni gastar el dinero que no tiene en aparentarlo. Esto ya lo hizo su madre y no quiere repetir errores. Una vez cosidas mis zapatillas nos despedimos con un apretón de manos y con una negación para aceptar mi dinero.
_Yo viaje lo mío sin rumbo, y no voy a aceptar dinero de un viajero. Sentencia desde su silla.


Las noches pasan y nunca falta un buen lugar donde dormir. Me paseo por  polideportivos, canchas de tejo, patios de colegio y algún hotel de reconocida mala reputación.   

Hotel de 3 puntos.

El calor a mediodía pega fuerte quemando  la piel. He de buscar cobijo en las sombras y las paradas en los  pueblos son temibles. Te enganchan, te empiezan a interrogar, a darte cervezas, y yo no tengo capacidad para decir “no” (he de aceptarme como soy). Natagaima esta en fiestas, peligro. Es una buena excusa para descansar con los bomberos que me hacen un lugar en su estación. Años atrás en este lugar se ubicaron las caballerizas del libertador Simón Bolívar, mas tarde paso a ser la cárcel, luego el cuartel militar, la escuela lo sucedió y ahora estación de bomberos. Un lugar lleno de energía y creo que no de la buena.


A la mañana salgo de puntillas. Me encuentro las cenizas de un corazón que le acaban de abandonar y humillar. Al otro lado del patio los ciegos corazones en  llamas de los dos amantes responsables de las cenizas. A rodar Jorge, que relaja mucho de este tipo de tensiones.
Ganador de la carrera de burros.

El valle que comenzó teniendo un ancho de mas de 30 kilómetros cada vez es mas angosto. Se cierra poco a poco y ruedo sobre una pasarela de asfalto que  remontándolo se abre paso de a pocos y en ocasiones de a muchos. El rio Magdalena no tiene mas remedio que encajonarse y retorcerse. Quien se lo iba a decir hace 200 kilómetros cuando lo navegaban barcos de carga.

Los arboles se ponen el velo.

A medida que mis ruedas se acercan a Mocoa la ruta es mas espectacular. Continuos derrumbes te dan una idea de lo complicada de la orografía. Pocos son ya los pueblos o caseríos que encuentras. El transito se limita a alguna buseta, muy pocos trailers, alguna moto para ir de pueblo a pueblo y una mínima cantidad de carros particulares. Cada remontada de una cuesta te muestra un paisaje que por similar al anterior no deja de sorprenderte. Por aquí la presencia militar se hace notar en mayor medida. Además están equipados con tanquetas y ametralladoras, y con una tensión que no mostraban en las anteriores regiones del país.

Espigan los campos de maiz.
 Mi dieta, basada en arroz y frijoles, unida al esfuerzo diario me están dejando como el “Junco de Berritz” (con todo mi respeto y admiración, don Marino). Se me está quedando tipito de escalador de culo estrecho. Nunca había estado tan delgado y nunca había estado tan fuerte. Arturo, las pastillas están haciendo efecto, ya te mandaré la nueva analítica.
Que Colombia es chévere es algo que se advierte desde la ventanilla del avión. El país de la eterna primavera, de la omnipresente sensualidad, de la amabilidad y disponibilidad de sus gentes y de ese paisaje verde salvaje.


Si hay dos cosas que creo que no volvería a hacer en Colombia serían; volar con Copa Airlines y visitar las ruinas de San Agustín. Son apreciaciones personales.
Os dejo que tenéis mucho que leer y yo mucho que pedalear. Mi segundo cruce de la cordillera andina  lo voy a hacer por lo que llaman “el trampolín de la muerte”. 140 kilómetros, 4200 metros de desnivel, la mitad del camino sin asfaltar, desprendimientos y corrimientos de tierra continuos….. Bueno, no voy a seguir así que tengo mas cuento que Calleja.

 
Desde mi recién estrenado cielo sudamericano, donde el paisaje de estrellas ha cambiado, donde tengo una Cruz del Sur que seguir. Un abrazo verraco mis parseros.

Medellín-Ambalema
Ambalema-Mocoa




sábado, 19 de mayo de 2012

Bendita locura




Ayer grité,
hoy grito,
mañana gritaré.

 Son muchas las ocasiones en las que he oído “estás loco” y tengo que confesar que lo recibo como  un piropo.  Esta mañana, sin ir más lejos, llegó un periodista a la estación de bomberos donde me alojo y me lo recordó.

Una vez decidí dejar todo para vivir esta aventura que llaman vida, recibí un aluvión de “tu estás loco”.  Unos  lo sacaban desde la admiración, a otros les salía del respeto y el resto lo encontraba en su propio miedo.

¨La mediocridad para algunos es normal
la locura es poder ver mas allá.¨

                                                                                    Sui Generis. El tuerto y los ciegos


Después de ver este vídeo  http://vimeo.com/23402440  he comprendido el porqué de esas afirmaciones y el porqué me gusta vivir esta vida.

Bendita locura.

Ahora permitirme gritar; “Si, quiero estar loco!!!!!!!!”. 

Este video lo vi en  www.rodadas.net

domingo, 6 de mayo de 2012

Pura vida




Costa Rica, Panamá (Los Chiles, Cahuita, Chiriquí, Santiago, Panamá) 1050km, 10244m+


Entra la primera luz a mi tienda de campaña y aun no ha salido el sol. Esta trepando como cada mañana las frondosas y escarpadas lomas que todo tapan. Abro la puerta, anoche la cerré cuando cayó el aguacero, y veo al abuelo balanceándose  en su hamaca al tiempo que el fósforo enciende la  pipa rellena con hoja de tabaco. Entre sus piernas sostiene dos calabazas de café, una para mi, otra para él.
Ocho horas mas tarde, soy un tipo sudado y cansado  que acaba de lidiar una batalla con la montaña. No hay lugar donde dormir en el pueblo, busco donde poner la tienda y  acabo en la puerta de la casa del rico. Permiso denegado, le acaban de robar y tiene miedo.
Uno no tenía nada que perder, el otro nada que ganar.

"En el rocio de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura."

                                                                                                         Gibran.


Costa Rica me recibe con sol. Un sol que pinta las miradas y los campos. Un sol que llena de vida la calle y a los paisanos. Carreteras de plantaciones de piña, de plataneros, de ríos, de luz, de color. Y como caído del cielo un chaparrón de dos horas que supero sobre la bici. Como ha cambiado la indumentaria de cuando salí de Alaska a hoy. Ahora viajo en bañador y sandalias lo cual agradezco  bajo la lluvia cálida.



El cruce de Costa Rica lo trazo por una carretera de segunda, pasas cerca de volcanes y estas apartado de grandes ciudades, pero su fin es cercano a un puerto importante. Esto supone que por esta estrecha y ondulada carretera exista una gran circulación de camiones que te hace disfrutar algo menos del camino.

Los monos se suceden en la carretera. Mis ruedas giran a velocidad intentando ventilar infructuosamente este aire. El calor es asfixiante y la sed difícil de calmar.

En este tramo decido volver a acercarme a la gente, su sonrisa invita y voy a poner mi tienda en los jardines de diferentes familias. De este modo paso del jardín de los dueños de la plantación, al jardín de los guardas que cuidan la finca del señorito a cambio de un lugar donde vivir. Falta la “Milana bonita” pero yo me siento cercano al espíritu de Delibes, al de los “Santos Inocentes”.




Llegada al Caribe. Abisinia desde la orilla ve como mojo los pies para acabar dándome un baño pelotero, no lo puedo resistir. En esta zona la cultura cambia, muchos Bob Marleys por la calle y vida relajada. “No woman, no cry”

Días de relax, jungla y futbol que llega a todos los rincones del mundo paralizando los pueblos y nuestras mentes. La calle principal se corta, no entra un alfiler en el chiringuito y se forma un tumulto en la calle. Penalti al larguero, penalti a las nubes, todos pa´casa.


Y de nuevo otra frontera, un último puente y ya estoy en Panamá. Continúo por la costa caribeña, una zona poblada mayoritariamente por indígenas que mantienen sus costumbres ancestrales. En ocasiones no te crees lo que ves. Piensas que en estos momentos no pueden vivir pueblos en esas condiciones. Pues si, y así los veo desde la carretera durante varios días.  

Coreografía?


Para llegar a la carretera Panamericana y salir de este paraíso de fauna y vegetación he de cruzar ese coloso que tengo enfrente. La Cordillera Centroamericana (continuación de la cordillera que baja desde Alaska partiendo el continente en dos y que me acompañará hasta el sur pasando dentro de poco a llamarse; ANDES), me desafía y no tengo mas opción que remontarla si quiero continuar.




Son tres días los que debo dedicar para cruzar la montaña. Recuerdo cuando leía desde mi sillón relatos de otros viajeros rebasando este tipo de parajes y ahora los disfruto desde  mi sillín. No puedo creerme estar rodeado de tanta belleza, bosques que abarcan todo mi campo de visión poblados por  serpientes de colores, por iguanas, monos y por tigres (a estos no los veo). Recuerdo las palabras del abuelo cuando me decía “no te da miedo dormir ahí?, antiel en esa loma que ves desde aquí, me salió a mi un gato cuando desbrozaba el café”. Ahora conozco el significado de gato para él.

Mis ruedas, aferradas al asfalto por el peso y el desnivel, avanzan sobre un paisaje que me recuerda una pintura naif. Fondo de cortina blanca y trazo negro serpenteante salpicado de manchas amarillas dividiéndolo en dos. El verde siempre queda atrás.

Durante los últimos diez días he estado acompañado de Nico, griego/ingles con el cual he pasado mas días que con ninguna otra persona en este viaje y también con el que menos he compartido. Buen tipo.

Ya del otro lado de las cumbres me separan cuatro días de Ciudad Panamá. Parece como si anduviera jugando con un mapa. Lo doblo y lo desdoblo, cruzo del Pacifico al Caribe y vuelvo al Pacifico, en poco mas de dos semanas he caído en tres países y he cambiado tres veces de mar.

Una vez mas circulo sobre la línea divisoria del rico y el pobre. A  la derecha de la carreta el mar y la plata,  a la izquierda, la tierra y la escasez. Lo intento, hoy son ya 155km y merezco un descanso. Me acerco al complejo hotelero en construcción. El ingeniero me niega la acampada (el lugar merecía el intento), pero en la puerta me espera uno de los obreros que me vio entrar y me ofrece un lugar en su comunidad. Monto la casita de campaña después de una tarde de hamaca, cerveza y platano frito, a la mañana me esperan con café y empanada caliente.

La historia se repite. Como actuaré yo cuando este al otro lado?

Desde aquí todo mi respeto a las personas que encuentro en el camino, a los que me ofrecen su ayuda cuando la solicito y a los que me la niegan también.



Cruzo el puente de las Americas y cruzando el Canal estoy dentro, llegué a la ciudad. Ya desde bien lejos se pueden observar los contrastes de esta gran urbe. De un lado ciudad de rascacielos, donde el dinero corre, vuela. Del otro lado una ciudad completamente en ruinas, donde el agua se tira por las puertas y la basura se encesta desde las ventanas, donde los edificios están vacios por dentro, son esqueletos, donde los que quedan de pie lo hacen a duras penas, enfermos de vejez y abandono.























Siete días sin descanso hacen que mi estancia en el hostel sea mas una inversión que un gasto. Necesitaba agua caliente, un colchón y ante todo paz y descanso. Magnolia Hostel en el casco antiguo te lo brinda con sus instalaciones y la amabilidad de sus dueños.

En la calle y en casa

La etapa de Centroamérica toca a su fin, para cruzar a Colombia tengo dos opciones; por mar o por aire. Existe una región fronteriza conocida como Darién en la cual no existe carretera. El hombre subió a la luna pero aun no construyo esta carretera. Me alegro.
  
Por mar lo podría hacer en velero o en lanchas que recorren diferentes puertos. Esta era mi idea inicial pero me supondría un tiempo extra que ahora no quiero “perder”. Para que no os perdáis esta aventura, al final de la entrada os dejo con el relato que me hizo Markus por mail, no lo he corregido, creo que merece la pena leerlo tal como me llegó.  Bravo Markus. Voy a tomar un avión y volar a Medellín, desde allí camino andino hacia el sur.

Ahora que me he dicho en voz alta, “voy a Tierra de Fuego”, ha aparecido en mi un sentimiento de añoranza. Me asomo a la mirilla de la nostalgia y veo como se hacen mayores. Veo las manos de mi madre, moldeadas por el tiempo y el trabajo, despedazando patatas sobre el puchero humeante. Veo a mi padre sentado en el salón, oyendo la radio con los auriculares al tiempo que pela judías verdes. Siento que me estoy perdiendo algo. Se que al igual que los niños crecen por días ellos envejecen al mismo ritmo. También se que el resto puede esperar. Todo será mas bonito, interesante e intenso a mi vuelta.



                                                                                                                 Foto Johann

No me importa que me claves,
como a un Cristo, en la pared;
¡ten cuidado, no me falte de comer!

Tú me agarras, yo te empujo,
y no me hace falta más:
con tu flujo me alimento de mamar.

He aprendido, de estar solo, a llorar sin molestar,
y a cagarme en los calzones, y a dudar.
La verdad sólo tiene un sentío, no me obligues a engañar…………………
                                                                                       
                                                                                                      Extremoduro, Pedrá.


Desde mi cielo donde la velocidad no da lugar al poso. Un abrazo priti amigos.

 
 Aquí va el relato del Markus. Cruce en lanchas de Panamá a Colombia. De Carti a Turbo.

“Sali de Ciudad de Panama bien tarde creo que a las nueve y media. Hay que salir hacia el aeropuerto. En un par de horas pasas por Quepos. Hay un supermercado a lado de la carretera donde compre agua y comida. Una hora mas llegas a Los LLanos. (hay unos 10 km sin asfalto pero se maneja bien.  Antes de llegar a Los Llanos hay un cruce. A la izquierda sale la carretera a Carti. De repente puedes ver que te espera. Porcentajes mas de 20 %. Son 40 km hasta el aeropuerto viejo de Carti. Es una carretera pavimentada pero brutal. Un desafio tremendo para ciclistas. Pero me gusto mucho. Hay una Selva muy bonito. Acampe después 19 km. Hay lugares buenos. Que lindo quando los animales de la Selva se despierten por la mañana. Alrededor del km 20 hay que pasar un puesto de los Kunas donde tienes que pagar 6 Dollares mas un dollar para la bicicleta. Me regalaron agua. El camino sigue igual. Subidas y bajadas, tambien unos partes mas comodos. Te va a gustar.
En fin llegas a Carti Aeropuerto donde hay solo un restaurante y un puerto pequeño.
Yo me fui a la Isla Carti Sugdub con una lancha porque en el hostal Mamallena en Panama me recomendaron el hospedaje homestay de un tipo que se llama Eulogio. Dijeron que el sabe todos de las lanchas y el me ayude. Pero es un hijo de puta, nunca he visto alguien tan mentiroso como el.
Hizo todo para que yo no encuentro una lancha. Solo queria que me queda mas días en su hospedaje.

Pero la Isla es bien interesante para conocer la cultura de las Kunas. Hay otra hospedaje cerca de la muelle con una cafeteria. Creo que cobran 8 Dollares.
Pero las lanchas a Puerto Obaldia salen del otro lado (aeropuerto) y no se si siempre paran en la Isla Carti sugdub. Creo que sale una lancha todos los dias.

Me cobraron 100 Dollares mas 30 por la bicicleta. (Creo que es un precio justo por este trayecto). Tuvimos muy mal tiempo. Con lluvia muy fuerte y con un mar salvaje. También cruczamos una tormenta con rayos. Prepara te bien con equipo de lluvia. También esta bien frio con lluvia. Si hace mal tiempo todo va a mojarse!! Me compre un tarp para embalar la bici. (Albrook Mall, Panama C. hay un "do it yourself"market).

A veces la lancha se para en una isla porque bajan personas. Después 7 horas solo quedaron quatro personas  en la lancha. El capitan, su ayudante, una chica de Alemana y yo. Nos sentimos perdidos en el mar y sufrimos bastante. Después 9 horas llegamos a Puerto Obaldia. (La Lancha que salió un día antes, llego un día después de nosotros porque tuvieron tiempo peor y pasaron dos noches en  islas Kuna) Entonces si el tiempo esta muy mal en Carti, tal vez vale la pena esperar un día por alla!)
En Puerto Obaldia primero te esperan los militares. No hay problemas.

Bueno Obaldia es un lugar muy particular pero por un día esta bien. Hay dos hospedajes que cobran unos 8 Dollares y también dos restaurantes. También hay un cafe internet. Por alla te también hacen una copia del pasaporte que necesitas por la inmigración.
Bien fácil arreglar las papeles en la oficina immigr.
Las lanchas que siguen a Capurgana salen por la mañana. Salimos alrededor de las diez.
Cobran 15 Dollares mas 5 por la bici. Es un trayecto bien corto (45 min).
Capurgana es un pueblo muy bonito. Me sentí en el paraíso después panamá. Desde el primer día puedes sentir la amabilidad de la gente colombiana.

Haciendo malabares se llega.
Me aloje en la hospidaje los delfines por 10.000 pesos (7 Dollares)
rara vez he visto un lugar tan tranquilo. No hay carros solo caballos.
Aregla tus papeles en la oficina de inmigration que esta en la calle principal.

Hay que pasar un día en Capurgana porque hay solo una lancha a Turbo que sale a la 7.30 por la mañana. Pero disfruto mucho un día tranquilo después el viaje duro.  Esta lancha por Turbo es  mas grande y el viaje bien relajado. (alrededor 2.30 h). Me cobraron 55.000 Pesos mas 30.000 por la bici. Mejor reservar el asiento el dia antes en la oficina en el puerto porque mi lancha estuve completamente lleno.

Antes de llegar a Turbo hay otro puesto militar donde controlaron el pasaporte.
Cuida tus cosas quando llegas a Turbo porque la muelle donde llegas es un lugar muy caotico.
Sali de la ciudad en seguida hasta Apartado que se queda unos 40 km hacia
Medellin. Bueno aquí estoy ahora y esta noche voy a celebrar la llegada a
Colombia con un par de cervezas.
Es muy importante que salgas de Ciudad de Panama con suficiente dinero efectivo porque no hay cajero hasta Turbo. Puedes cambiar Dollares a Pesos en Capurgana.
Bueno amigo, espero que te pude ayudar con esto. Es un viaje inolvidable pero
cuesta un poco.”